Escena 3: Amanecer, TANIA
Con el tambaleante vaivén de el horizonte, se asoma lo que esperé por toda una larga noche, es el rayo de luz que rompe con la monótona y oscura tonalidad de las impetuosas masas en movimiento, es el sol que desea mostrar su radiante rostro ante este ya indolente trozo de carne flotante.
Seguro vendrían mejores tiempos, decía en mi interior, pero aún este generoso sol que por momentos me devuelve en sí y restaura mi ser, se tornará en un complicado compañero, asediándome con su abrasivo manto de calor y cegadora luz. Lo que importa, es que ahora es bien recibido por mi helada piel.
Es por momentos, que estos rojos rayos, hacen girar a mi pensamiento en tornasoles reflejos, calmados de esperanza de poder llegar a un buen rumbo, lejos de los asedios que me esperan en las inmensidades del océano.
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Sobre mi tronco flotante es que ya mi mente comienza a divagar acerca de realidades utópicas, de algún día poder ser un anacoreta y vivir alejado, reflejos de una mujer que me aprieta contra su pecho y vivir con ella, de ella, en ella, es TANIA, un reflejo de los lejanos montes que me llaman a ellos inevitablemente, ella enajena de verdades mi conciencia, llevándola a parajes que jamás podré olvidar, recordándome la inmensidad ante mi insignificancia, alimento temporal de una atribulada visión que lucha por no caer en el olvido de quienes han sido alguna vez arrebatados por ella, solo entre tu y yo; Haces sentir llenura de un inmenso abismo presente en mí: la soledad, pues crea resentimiento contra las personas que se quieren abrir a mi.
Solo ella podía llenar en gran parte estos recovecos con reminiscencias de su grandeza y majestad, solo ella podía en ese entonces aliviar el pesar de mi corazón, es por eso que cerré las puertas a quien quisiese entablar contacto, afirmar lazos de afecto, ella estaba ahí presente a cada momento, a cada instante, echando a cada uno de ellos, ella, sobreprotectora y amada madre de todas las conciencias sedientas de viento y libertad, fiel reflejo de quienes en su mas hondo pesar, han decidido llamarla, incontenible, incontrolable, sus ojos se fijaron a mi vista llena de mar, y por eternos momentos, volvieron la trémula y pálida faz de un naufrago, sueños y ambiciones de poseerla, abrazarla fuerte y no soltarla jamás, mas bien, que ella jamás me dejase caer, llévame contigo, cuéntame de ti, no te vayas, no me dejes, de seguro puedes guiarme a llegar a tierra firme.
Pero ella no lo era todo...
Mas, su inmensidad me hacia sentir la inseguridad de su protector y refulgente seno, colmada de grandeza, mira con desdén a quienes están por debajo de su cabeza y desafía a quienes la pretenden, empero, muestra sus secretos a quienes han logrado llegar a sus pies y consiguen descifrar su ilimitada belleza.
Solo entre ella y yo, tenia cosas que contarle y deseos que pedirle antes de que el sol se pusiera ¿Respondería al llamado contraproducente de la dulce voz precursora de la fantasía trascendente a sucintas especulaciones inconcretas? El dolor es un camino solitario, ninguna parte, es un lugar doloroso, he estado luchado con mi conciencia sin ningún resultado.¿Seria solamente una irresolución o mas bien el orgullo cauteriza? Solo entre tu y yo, tengo algo que decir, mas vale que sea antes del anochecer.
En mi búsqueda de nuevos horizontes, primer debo aclarar mis pensamientos, eliminar remordimientos y resentimientos.
¿Habrá algún propósito, es acaso maquinación de una mente suprema el haberme lanzado a las aguas?
Si en realidad fue así, espero que sepa lo que hace, pues la inverosímil verdad en mi mente es frágil y se carcome con el viento marino, dependo de esta mente si es que lo hizo y espero no seguir a mi suerte con Tania en mi cabeza.
Luego de un largo día, aparece la primera estrella en el cielo y comienzo a nadar en su dirección sobre mi flotante tronco.