La vida cambió, y todo cambio, trae consigo, un montón de cosas que uno quisiera y que no.

Todo ha cambiado, así como lo dice la canción: cambia, todo cambia. Las amistades, la forma de pensar, hasta la forma de escribir, ahora que lo hago sin una razón aparente, siento que lo hago por no perder lo que algún día fui y que ahora pretendo por la fuerza arrebatárselo a mi flojera, quizá ya no con la gracia y la opinión de antes, pero veremos qué es lo que se puede hacer!
En esto de las redes, de alguna manera, uno se convierte en adicto, yo, por ejemplo ya no me junto mucho con gente o no tengo la necesidad de hacerlo, porque los veo en el facebook, es que nuestra vida se va a transformar en una red cibernética de personas y pensamientos flotantes... en unas páginas aún quedamos algunos a los que nos preocupa expresar lo que tenemos dentro, plasmar en el papel lo que Dios da y no quita el hombre: el espíritu, las ganas de vivir, los sueños, todo aquello que el día a día nos va quitando poco a poco, aquello que nos hace humanos y dependientes de alguien (no de algo) para vivir. No quiero vivir mi vida pegado a una pantalla, siendo educado por la masa o dejándome llevar por ella, perdiendo mi individualidad, esa que me define como un ser indivisible, un ser íntegro, que posee alma, espíritu, cuerpo, corazón y mente, la que ahora siento que no tiene mucho que decir, la vida por estos días, transcurre de forma monótona, parece basada en el afán de las cosas materiales, parece basada en metas humanas, que tienen un muy bajo perfil, que cuando se acaban, te dejan un vacío y soledad. Porqué alcanzarlo, si cuando puedo buscar a Dios mi despropósito termina, si por un instante puedo y sé que es lo que tengo que hacer y qué es a lo que vinimos aquí.
Has visto los pájaros? Parecieran ellos no pertenecer a este mundo, son graciosos, volátiles, impredecibles y hermosos, no tienen preocupaciones como nosotros, solo vuelan cuando hay problemas, se elevan arriba, por sobre la copa de los verdes arboles para observarnos desde allá, nos ven pequeños e insignificantes, con las cálidas corrientes de aire que levantan sus alas y los mantienen en constante movimiento, dejándose llevar por algo que no se ve, que no se toca, pero los sustenta, algo impredecible, casi con personalidad. Será viento, será espíritu? Porqué cantan en la mañana, a quién le cantan. Porqué no piensan y saben como vivir, porque no buscan y lo tienen todo, porque no luchan y sobreviven, porqué lo perfecto de la creación se refleja tanto en ellos? Más alejados de este suelo, no se han dejado corromper como nosotros, y a veces, siento que quisiera ser como uno de ellos, cantarte al despertar en la mañana, elevarme por sobre las circunstancias y problemas, dejándome guiar por tu espíritu, confiando sin temer, para mirar al horizonte y ver lo que tienes para nosotros, tener unas alas grandes y fuertes para poder elevar a muchos conmigo, sobre mis lomos y poder hacerles ver de dónde vienen y para donde hay que ir, hablar con la mirada y reflejar en ella los sueños que me das, la identidad que me das.
Yo te pedí un par de alas de 5 metros de envergadura!
Amor... Elevémonos juntos, te quiero llevar conmigo.
Dios, elévanos trae tu viento recio e impredecible.
Los Amo!