Por un momento hubiese deseado estar ahí, junto a todos ustedes, pero por un momento se pasó por mi cabeza la idea de salir, en un dia... quizá no el mas apropiado, pero el único que me venía quedando, el domingo. Si señores. a la verdad es que siempre me paso rollos de que cuando no estoy presente en la reunion, cosas maravillosas pueden ocurrir en ella, o bien catastrofes y sartas de hecatombes dignas de no estar en aquel preciso instante, en un común "trágame tierra".
Cierto o no, salí, si, sali y al cerro, aquel lugar donde puedo renovar mi cabeza pensando en lo que mas me gusta... nada, donde puedo pedalaear sin parar hasta no sentir las piernas por el esfuerzo ni el trasero que se incrusta en el asiento por el peso de la mochila y tampoco las manos que se congelan por el aire frio, ademas de los mocos que corren solos por el frio... en fin, una serie de inconvenientes que le dan mas sabor a la subida. Se preguntarán... y qué tiene de bueno entonces...?
La verdad es que -parte masoquismo, parte placer- a veces otro aire no le hace mal a nadie... menos a mi, basta tan solo con pensar en qur puedes huir de la rutina de la semana de una manera diferente, los ojos curiosos que te miran al pasar, pensando "este gallo loco, como se le ocurre subir en bicicleta!!!", otras señoras que te aplauden y te alientan y los infaltables desubicados y flaytes que hacen algun mujido o grito de huaso citadino al pasar, mas las caras de asombro de los niños que van en el auto de su papá, pensando... oooohhh, yo quiero hacer eso!!!
Bueno... la misma que siempre puse cuando chico al momento de ver andinistas o ciclistas arriesgando el esfuerzo y algo mas para llegar por sus medios a una meta determinada, haciendo lo que les gustaba sin importar en lo que la gente reparáse en sus mentes. Eso, mas lo que te rodea, el simple hecho de poder estar en medio de la creación de Dios, sentir el viento de la montaña en tu cara, mirar al frente y no saber donde termina el camino ni donde comenzaste, un lugar donde cada planta, roca y nube pareciera cantar y escucharte simultaneamente, cada uno con un tono diferente, cada uno con su historia y poesía, cada ave es un suspiro, el aguila que te circunda desde las alturas y el ritmo con el que late la tierra... pareciese que lo que te rodea está vivo, como si todo te mirase, como si todo te oyese, como si Dios te quisiera hablar a través de su creación... mi respuesta, solo admirarlo, poder llegar ahí y ver el paraíso que llevé en mi mente para estar ahí, con El, para creer que estás mas cerca de mí allá arriba y poder oír tu voz en medio de la brisa.
No es un escape.
No es una vida, tampoco una necesidad.
No es adrenalina ni nuevas sensaciónes.
No es un lugar donde se cultive la soledad o el aislamiento, sinó que te enseña a convivir con el silencio y la quietud en el instante preciso, por el tiempo necesario, sin alejarse de quienes amas, pues los llevas de igual manera y te sabes de ellos.
Es un lugar que fortalece tu caracter, donde aflora tu "otro yo" para aprender a convivir con el, es donde estás mas cerca de Dios.
Es tan solo...
Otro aire.